Heidi: abuela, no tengo sueño, explícame unos cuántos cuentos de los tuyos, por favor.
Hipolita: de acuerdo, pero sólo el principio de uno, eh? Que se demasiado tarde.
H: Va abuela no me hagas esto, léeme un entero como mínimo.
Hp: De acuerdo, pero sólo si me prometes que no me enganyaras para que te acabe explicando más.
H: sí, lo prometo.
Hp: Bien, pues vamos a la habitación que te los explico.
(van a la habitación, se asientan y cogen las mantas)
H: se me ha ocurrido una cosa, abuela Hipolita tú lees una cuento al azar y yo tendré que averiguar qué se su título y de qué autor es.
Hp: de acuerdo pero, estás segura de que te entrará sueño? Mientras piensas el título y el autor...
H: Que sí, tranquila abuelita.
Hp: Bien, pues, empiezo: (*Cof*Cof*): había una vez un zapatero muy pobre, que sólo tenía materiales para montar un último par de zapatos. Decidió que dejar los materiales preparados para montar el par al día siguiente. Pero al levantarse al día siguiente, vio que los zapatos estaban acabados, y muy bien hechos, no tenían ni un solo error. El zapatero las puso a a el venta sin pensárselo demasiado. Y los zapatos encontraron un comprador muy generoso, que se enamoró de los zapatos y pagó su precio multiplicado por dos. Con estos dinero extras el zapatero pudo comprar más materiales, para hacer cuatro pares. Y volvió a pasar el mismo, al día siguiente estaban los cuatro muy bien hechos y cosidos. Y su comprador fue mucho más generoso que el anterior, pagó el triple por los zapatos. Cuando el zapatero vio sus ingresos tan aumentados fue a ver a su mujer y le dijo:
zapatero: Estimada mía, eras tú quien hace aquellos zapatos tan buenos por la noche?
Mujer: Yo?Pero si no en se yo, arreglar zapatos.
S: Mujeres esta noche iremos a investigar quién hace los zapatos.
Hp: Por la noche el zapatero y su mujer se quedaron hasta tarde a vigilar quién entraba en la zapatería a hacer los zapatos por la noche. La gran sorpresa fue que quién hacía los zapatos miedo la noche eran dos enanos desnudos...
H: esta historia ya me la sé abuela, se la de Los Enanos Zapateros del Hermanos Grimm.
Hp: A sí? Y que ocurrirá ahora entonces?
H: La mujer de Sabater se los hará ropa a los enanos y los enanos trabajarán a la zapatería.
Hp: De acuerdo, pues te explico una otro. (*Cof*Cof*):
Un leñador, estaba casado con una mujer muy guapa, pero eran muy pobres, pero un buen día se presentó delante de ellos dos Júpiter, el Dios del rayo, que los quería conceder tres deseos.
Leñador: Tenemos que pensarlo muy bien. El más inteligent sería pedir dinero.
Mujer: De que nos servirían el dinero si morimos jóvenes? Mas vale pedir salud y una larga vida.
Leñador: Una vida larga y pobre... Seriamos unos desgraciados durante mucho tiempo!
Hp: Justo en aquel momento al leñador le entraron unas ganas de comer carne muy fuertes.
Ll:Uf... ojalá tuviese un buen plato de carne ante mí.
Hp: Y así fue, apareció un plato delante suya con muchas morcillas.
D: Cómo puede ser? Que as hecho? Ahora tenemos un deseo menos.
Ll: Deja de quejarte, si se te enganchase una de estas morcillas a la nariz ya tendrías una razón para quejarte.
Hp: Y una otro vez el leñador habló sin pensar. Y las morcillas se engancharon a la nariz de su mujer.
Ll: Lo siento mucho, pediré dinero con el último deseo que nos queda por que te subas tapar la nariz con las ropas más caras del mercado.
D: Ni se te ocurra, ahora mismo pedirás que esto se desenganche de mi nariz!
Hp: Y así la pareja acabó igual de pobre, pero no más infelices.
H: Abuela todavía no es muy tarde, por favor explícame uno más que todavía no tengo sueño.
Hp: si me dices el título y autor de este sí .
H:Los Tres Deseos de Perrault.
Hp: De acuerdo, De acuerdo. El último, eh? (*Cof*Cof*):
Había una vez una madre que le encargó a su hija que fuese a visitar a en el su abuela que estaba enferma, la niña traía una capucha roja que le regaló su abuela...ah! ya te has dormido? Ay Heidi mía...Ya me as vuelto a enganyar...
(2 extars le colocan una capucha roja encima)
dish jajajaja
ResponderEliminarlo hice con la Noa
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